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El Negociado de Energía de Puerto Rico se burla de su propio proceso de planificación al autorizar la construcción de una nueva planta de gas natural en cuartos oscuros

January 22, 2025
Cathy Kunkel

Key Findings

La aprobación para la construcción de una nueva planta de gas natural por parte del Negociado de Energía de Puerto Rico representa un retroceso significativo.

El contrato aprobado por el negociado contempla la creación de una instalación de 450 megavatios, la cual es un 50 % más grande que la contemplada en el plan original.

El acuerdo encadenará a Puerto Rico al uso del gas natural durante décadas debido a una cláusula ineficaz relacionada con el hidrógeno verde.

La tan prometida transición de Puerto Rico hacia el uso de fuentes de energía renovable se verá retrasada debido a este acuerdo.

La aprobación de un contrato para una nueva planta de gas natural por parte del Negociado de Energía de Puerto Rico representa un retroceso significativo en la transición a las energías renovables y para una planificación energética sólida en Puerto Rico.

El 20 de diciembre, la Autoridad de las Alianzas Público Privadas de Puerto Rico (P3) anunció un contrato a 30 años para la construcción y operación de una nueva planta de gas natural de ciclo combinado, que alegadamente se convertirá a hidrógeno verde al 100% para el año 2050. Un consorcio entre Tropigas y Cratos Energy Holdings será el propietario y operador de esta planta, y New Fortress Energy supliría el gas. La planta estará ubicada cerca de la central San Juan y la terminal de importación de gas natural licuado de New Fortress Energy.

Aunque en el proceso de licitación se había contemplado una facilidad de 300 megawatts (MW), en el contrato se describe una planta de 450 megawatts, es decir, un 50% más grande. El Negociado de Energía de Puerto Rico ha aprobado el contrato, pero su documento de aprobación no está disponible públicamente.

La construcción de esta planta encadenará a Puerto Rico a depender del gas natural durante décadas, a pesar de la retórica en torno a una conversión a hidrógeno verde. El contrato en sí mismo simplemente especifica que la planta inicialmente debe ser “capaz” de combinar tanto como un 30% de hidrógeno, para después estipular que las partes pueden reunirse y discutir “si la implantación del combustible a base de hidrógeno verde es factible desde los puntos de vista técnico y financiero”, y de ser así, proceder con ello. No se indica un plazo para el uso de hidrógeno en la planta y tampoco se contempla una sanción en caso de que nunca se utilice.

En un informe del IEEFA con fecha de agosto de 2024 se concluyó que las afirmaciones sobre plantas de gas natural “compatibles con hidrógeno” son “poco más que una estrategia de marketing diseñada para ocultar las numerosas deficiencias y preguntas sin respuesta” asociadas con esta tecnología. Entre estas interrogantes se encuentran el alto costo y la logística para la transportación del hidrógeno, así como la necesidad de inversiones capitales de gran envergadura para lograr un alto nivel de penetración del hidrógeno en la mezcla del combustible.

Operar una planta generatriz mediante la quema de hidrógeno verde —producido utilizando energía renovable para separar el agua en hidrógeno y oxígeno— es una de sus aplicaciones menos eficientes y prácticas. Este fue uno de los hallazgos de un estudio comisionado por el negociado de energía en 2023, en el que ni siquiera se consideraba emplear hidrógeno verde para la generación eléctrica entre los 16 posibles usos evaluados de dicho combustible en Puerto Rico. Es mucho más eficiente utilizar energía renovable directamente para generar electricidad que usar energía renovable para producir hidrógeno, para luego quemarlo y generar electricidad. Las aplicaciones más apropiadas para el hidrógeno verde son aquellas que no cuentan con otras alternativas de bajo carbono fácilmente disponibles, que incluyen el uso como combustible para aviación y transporte marítimo, producción de fertilizantes, fabricación de acero o almacenamiento de energía a largo plazo.

Todas estas interrogantes alrededor de la viabilidad técnica y económica de la conversión de esta planta a hidrógeno verde sin duda se habrían planteado si hubiera habido cualquier clase de proceso de vistas públicas antes de adjudicar el contrato

En lugar de eso, el negociado de energía decidió socavar su propio proceso de planificación y autorizó la construcción de la planta. En su orden emitida en agosto del año 2020 en la que se aprobó un plan integrado de recursos (PIR) a 20 años para la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico, el negociado le autorizó a PREPA un gasto de “hasta cinco millones de dólares” para el análisis preliminar de una nueva planta de gas natural en la ubicación de Palo Seco, en el área metropolitana de San Juan.

El negociado ordenó en 2022 que P3 iniciara el proceso de compra de una planta de gas natural de 300 MW, lo que tuvo como resultado el contrato actual para la planta de 450 MW que el negociado ha aprobado. La planta ahora está incluida como una “decisión final y firme” en el borrador del plan integrado de recursos para el año 2025 que está sometido ante el negociado.

Una vez más, una planificación energética sólida queda en un segundo plano frente a los contratos por motivos políticos en Puerto Rico, a pesar de la retórica de que la privatización y la imposición de un regulador independiente (el negociado) iban a despolitizar el sistema energético de la isla. La construcción de esta planta encadenará a Puerto Rico por décadas a depender aún más del gas natural, dejando de lado la tan prometida transición al uso de un 100% de energía renovable.

Cathy Kunkel

Cathy Kunkel is an Energy Consultant at IEEFA.

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