Puerto Rico está en proceso de reformar su sistema de energía eléctrica: evaluar su plan integrado de recursos (PIR), aprobar las cambiantes regulaciones, adquirir un concesionario para la transmisión y distribución, y establecer la gerencia privada de plantas de generación de energía, entre otras actividades que afectarán el sistema eléctrico de la Isla en los años venideros.
Desafortunadamente, es un enfoque disperso para abordar las complejidades de la reestructuración del sector de energía. Se ha convertido en una batalla de ideologías, propiedad privada vs. propiedad pública, la lucha por cuál bando ofrece un rendimiento más prometedor. Las propuestas de políticas se están impulsando por preferencias ideológicas más que por planes de acción concretos.
Las dificultades de la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico (AEE), como PG&E en California, han demostrado que no es el tipo de propiedad, privada vs. pública, que puede quebrar una utilidad. Más bien, es la falta de responsabilidad y protección del interés público.
Tuve el privilegio de servir desde 2014 hasta 2018 como Comisionado Asociado y más tarde como Presidente de la Comisión de Energía de Puerto Rico, ahora llamada Negociado de Energía de Puerto Rico (NEPR). Durante mi mandato, cuando un reportero me preguntó si Puerto Rico podía ser modelo para el resto del mundo, mi respuesta fue que sería más apropiado considerarnos “un modelo de lo que no se debe hacer” si seguimos el mismo rumbo. El curso no ha cambiado.
Hay una falta de comprensión común de lo que constituye interés público
Una multitud de partes interesadas y críticos han señalado los muchos defectos del PIR. Sin embargo, hay un defecto importante del cual emanan todos los demás. A saber, hay una falta de definición de lo que constituye el interés público. La ley pertinente establece que cualquier cambio debe servir y proteger el interés público. Sin embargo, no define cuál es el interés público. El NEPR tampoco lo ha definido. Como resultado de esta falta de claridad, AEE ha enmarcado el rumbo hacia adelante a través del lente de su propia ventaja percibida – promoviendo el gas natural sobre las energías renovables.
Es importante señalar que los intereses de AEE no son los mismos que el interés público, la Autoridad debe ser considerada un interés privado/especial a pesar de que es una utilidad de propiedad pública.
¿Por qué es tan importante el encuadre? Es imperativo que los marcos se entiendan con el fin de no quedar atrapados por ellos. Como explica el lingüista George Lakoff, “marcos …dar forma a las metas que buscamos, los planes que hacemos, la forma en que actuamos, y lo que cuenta como un buen o mal resultado de nuestras acciones”. Una vez que se establece un marco, puede ser aceptado como la norma por otros.
La AEE ha controlado el encuadre del PIR repitiendo frases y términos tales como: “sistema híbrido-descentralizado”, “centrado en el cliente”, “la producción de energía eólica ocurre simultáneamente con la fotovoltaica solar (PV en inglés)”, “el viento en alta mar tomará demasiado tiempo para estudiar y desarrollar”, “los vehículos eléctricos no son prácticos en Puerto Rico”, “hemos evaluado múltiples escenarios”, y “PV y almacenamiento no producirán energía tan rápidamente como una unidad de gas móvil después de un evento como el huracán María”, sólo para nombrar algunos mensajes recurrentes.
Un “sistema descentralizado” no se parece en nada a lo que AEE propone
Sin embargo, si se le pide que defina lo que es un sistema descentralizado, la respuesta no sería nada parecido a lo que AEE está proponiendo. La versión de AEE es un sistema con grandes plantas centralizadas de gas natural, y una red de transmisión y distribución dividida en ocho regiones que AEE llama “mini redes”. Un sistema verdaderamente descentralizado dependería en cambio de pequeños generadores, en este caso generadores solares, dispersos por todo Puerto Rico. Simplemente llamar un sistema “descentralizado” no lo hace así.
AEE también ha propuesto las mini redes como impulsoras de “resiliencia”, pero sólo para cargas críticas (cargas relacionadas con la seguridad y la salud). No se menciona el hecho de que después de la devastación del huracán María, la mayoría, si no todas, las cargas críticas en la Isla ahora tienen algún tipo de energía de respaldo, ya sea solar con almacenamiento o un generador de respaldo. Por lo tanto, no está claro qué valor adicional estas nuevas “mini redes” traerían.
La AEE también alega que ha recibido evidencia anecdótica de sistemas solares fallando durante el huracán. Tal declaración enmarca lo solar como incapaz de proporcionar resiliencia. En realidad, ignora el hecho de que antes de María los sistemas solares se instalaron primordialmente para fines de reducción de facturas (medición neta) con tecnologías que sólo funcionan cuando la red eléctrica está en funcionamiento. El marco ignora que las instalaciones actuales pueden tener almacenamiento de energía y la tecnología adecuada para el funcionamiento fuera de la red.
Durante su proceso de evaluación, AEE alegó que ha examinado múltiples escenarios. Es cierto que AEE miró varias variables, sin embargo, en realidad los probados se pueden reducir a sólo dos opciones: el estatus quo y añadir centrales de gas natural. La “variedad” de escenarios simplemente cambió las ubicaciones para situar las plantas de gas centrales.
Fundamentalmente, un sistema impulsado por las energías renovables nunca fue tomado en consideración
Las energías renovables han quedado gravemente estafadas durante el proceso de evaluación. Fundamentalmente, un sistema impulsado por las energías renovables nunca fue tomado en seria consideración. Solo se ven como suplemento del gas natural. En segundo lugar, solo se evalúa la energía solar a escala de servicios públicos. Las inversiones individuales y empresariales en paneles solares fueron eliminadas y la eólica marina fue completamente ignorada. Además, el potencial de los vehículos eléctricos fue evaluado por un solo “experto” que concluyó que no despegaría en Puerto Rico.
AEE ha sido capaz de enmarcar y dominar la narrativa de la transformación de energía. Aunque no es exclusivo de Puerto Rico, tal encuadre ocurre en muchos otros lugares, pero es extremadamente alarmante y desalentador cuando, a medida que las naciones se mueven cada vez más hacia la energía renovable, optando por soluciones del siglo 21, la respuesta de Puerto Rico es un sistema de combustible fósil centralizado del siglo 20. ¿No sería de interés público tratar un marco diferente?
* José H. Román Morales es un consultor del IEEFA, experto en la transición energética de Puerto Rico.
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